Acerca del scrapbooking

Nadie nace sabiendo, dice el refrán. Todos en algún momento específico conocemos algo que nos llama la atención y tal descubrimiento nos lleva a preguntarnos ¿cómo no lo vi antes?
El libro de recortes o scrapbook no es la excepción. Probablemente tú ya seas un conocedor de esta forma de personalizar álbumes de fotografías, o bien apenas comiences a admirar este mundo. Sea cual sea el caso aquí te contamos un poco de esta técnica que destaca por darnos infinitas posibilidades de embellecer algo de por sí muy valioso como son nuestros recuerdos.
El scrapbooking ya como actividad consiste en enriquecer los recuerdos, por ejemplo los plasmados en fotografías, con adornos diferentes y de distintas maneras, como puede ser con el uso de pegatinas, botones, tela, listones, remaches, hilos y papeles decorados o texturizados.
Se dice comúnmente que esta actividad tuvo su origen en Estados Unidos antes de su independencia en 1776, cuando un escritor llamado William Granger publicó la historia de Inglaterra en un soporte que además de texto, contenía dibujos y páginas en blanco donde los lectores podían poner sus notas e ilustraciones. También destacan los álbumes de recortes del presidente Thomas Jefferson, que incluían pedazos recortados de periódicos publicados durante su mandato (1801-1809). Con la invención de la fotografía en la segunda mitad del siglo XIX se revolucionó el arte del scrapbooking: además de personajes como los antes citados, la población común hizo suya la práctica de coleccionar artículos de diarios, dibujos y recuerdos para agruparlos en libros que evolucionaron en álbumes más acabados con cubiertas novedosas y hasta con cerrojos.
Como puede verse, destaca una verdadera posibilidad de personalización, que nunca es al azar, siempre atiende a un tema eje, del que emana un estilo a seguir. Así lo hizo el escritor Mark Twain quien llegó a vender álbumes personales a fines de 1800. Hoy día, esta técnica sigue viva junto con su amplia gama de opciones para crear y disfrutar de sus productos que por sí mismos llegan a ser tan adorables como los recuerdos que encierran.